EL RELATO DE LA CASTA

Si bien es cierto que supieron explotar genuinos agravios sociales esto no quiere decir que resolvieran estos problemas de ningún modo, ni siquiera que intentaran resolverlos. Leszek Kolakowski

Aquellos que se plantean votar a Ciudadanos, y los que piensan apostar por Podemos, comparten con frecuencia algo muy importante: el convencimiento sincero de que la vida política española se ha degradado hasta extremos no tolerables. Pero mientras en Ciudadanos esta evidencia se traduce en una urgencia de regeneración de la democracia, con frecuencia los máximos dirigentes de Podemos dan la impresión de pretender, sencillamente, aprovechar el malestar social para alcanzar el poder y derrocar lo que ellos llaman “el régimen del 78”, es decir, la propia democracia.

Hoy Pablo Iglesias escribe en Público, y una vez más confirma esta impresión. Tras las invocaciones de rigor a Maquiavelo (y reconozcamos que un partidario del poder ilimitado del gobernante del siglo XVI, y de convertir a los ciudadanos en medios a mayor gloria de sus fines políticos, no resulta especialmente tranquilizador en el siglo XXI), vuelve a tratar de los “relatos hegemónicos”.

“En los periodos de estabilidad política (generalmente asociados a la estabilidad económica) los relatos hegemónicos son casi inexpugnables, pero cuando se producen crisis orgánicas se abre la oportunidad de cuestionar, mediante la guerra de trincheras o de maniobra, los relatos dominantes y de que se produzcan cambios políticos”.

Por lo que Pablo Iglesias nos cuenta los relatos hegemónicos son aquellos que el poder consigue imponer en la sociedad, especialmente a través de los medios de comunicación, para que el ciudadano, reducido a borrego, acepte dócilmente su condición de gobernado: ”la hegemonía es la capacidad orgánica de los sectores dominantes para convencer a las mayorías sociales de los relatos que justifican y explican el orden político”. Obviamente Pablo Iglesias quiere convertirse en ese ‘sector dominante’ con capacidad ‘orgánica’ (sea esto lo que sea) para producir relatos. Y pone un ejemplo del triunfo de un relato hegemónico de Podemos: la imposición del término ‘casta’.

En realidad Pablo Iglesias no ha descubierto la casta. El concepto proviene más bien de la llamada escuela realista o elitista italiana, pero en realidad no parece interesarle su validez para describir la situación actual de los partidos políticos, sino su indudable eficacia como eslogan publicitario. Esto hace que Pablo Iglesias no vea una contradicción entre la denuncia de la ‘casta’ y su propósito declarado de convertirse en una de ellas capaz de definir el relato que obnubile a la sociedad.

En Ciudadanos proponemos medidas, como las listas abiertas, dirigidas a evitar los comportamientos de casta en los partidos. Pablo Iglesias pretende construir un relato sobre ella para alcanzar el poder e instaurar algo que no sabemos qué es, pero supone cerrar página sobre la Transición y el ‘régimen del 78’. La cita que abre estas líneas no se refiere a él, pero encaja muy bien en su política.

http://blogs.publico.es/pablo-iglesias/1025/guerra-de-trincheras-y-estrategia-electoral/