MIQUEL ENSENYAT

Afirma que los campesinos extremeños se pasan el tiempo en los bares a costa de los catalanes, que España es cada vez más rancia, menos grande y menos libre, y – aunque esto nos queda más lejos – que las repúblicas bálticas son pobres y miserables. Después añade que lo que hay que hacer es huir de prejuicios.

Se queja del déficit fiscal de Baleares – es decir, de la redistribución de la riqueza y, en definitiva, de pagar impuestos –, pero se declara, con total tranquilidad, progresista y de izquierdas. Además afirma de forma vehemente que, como tal persona de izquierdas, defiende y defenderá la solidaridad ‘a capa y espada’, y acaba diciendo que una cosa es ser solidario y otra gilipollas.

Dice que los estudiantes extremeños van con tablet y los mallorquines con ‘pinturitas’, que vivir en España nos sale muy caro, muy caro, que Mallorca «como realidad social es un drama para cada vez más gente» y que tiene «una de las tasas de pobreza, exclusión y desigualdad más altas de todo el Estado»,

Se declara independentista y denuncia que el estado intenta por todos los medios perseguir la diferencia, olvidando que, como nacionalista, es él quien pretende abolir la diferencia en Baleares.

Firma, por alguna razón como presidente de Mallorca, y yo no tengo nada más que añadir